El periodista hondureño Buenaventura Calderón fue asesinado frente a su vivienda en el barrio Lempira, departamento Gracias a Dios, el pasado 31 de octubre. Según testigos dos hombres en moto le dispararon.
El periodista de 73 años murió en la escena del crimen. Su esposa Maribel Bolian, quien lo acompañaba y se desempeñaba como maestra, falleció camino al hospital.
Calderón conducía el programa radial Ecos de la Mosquitia, en la emisora de la Iglesia Católica de Puerto Lempira Kupia Kumi 94.9 FM (Radio Un solo corazón). Hay indicios de que el asesinato tendría relación con su trabajo periodístico. Sin embargo, aún no hay pronunciamiento oficial.
«Conocemos que, a través de su espacio en radio y en su vocería como dirigente comunal denunciaba el fracaso de la política de narcotráfico en el Departamento de Gracias a Dios y, además, denunciaba diversas violaciones a los derechos humanos«, comentó Cesario Padilla, responsable del Sistema de Alertas de C-LIBRE, a FUNDAMEDIOS desde Tegucigalpa.
Una de las últimas declaraciones que hizo Calderón públicamente fue el 21 de julio. En una entrevista a Tiempo Digital denunció que no había un combate al narcotráfico e increpó a las autoridades para que haya mejoras en los sistemas de salud, educación y trabajo.
Padilla, de C-LIBRE, comentó a FUNDAMEDIOS que el comunicador también se desempeñaba como líder patronal y dirigente del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) en el departamento de Gracias a Dios, el principal partido opositor al gobierno de turno, lo cual podría ser un agravante para su asesinato.
«Al momento no existe una investigación, ninguna declaración previa de la autoridad de investigación del propio Ministerio Público (…) Nosotros como C-LIBRE vamos a hacer una solicitud a esta institución de los avances investigativos que se estén haciendo y en particular a la Fiscalía Especial de Protección a defensores, periodistas y comunicadores sociales«, afirmó Padilla.
Según datos de la organización hondureña, Calderón es la víctima número 80 desde 2003 a la fecha y el quinto periodista asesinado en 2019. Todo esto en un contexto de impunidad del 90 por ciento en crímenes contra periodistas.